sábado, 27 de diciembre de 2014

Los orígenes del conocimiento - en you tube -


LOS ORÍGENES DEL CONOCIMIENTO
 
Los elementos del conocimiento son aceptados por la naturaleza mental a través de tres canales directos del mundo externo y un canal directo del mundo interno o superfísico.
El método último es denominado inspiración, y los otros tres métodos físicos son llamados: experiencia, observación y experimentación. La experiencia, la cual tiene su correlación con la institución religiosa, es el más antiguo y venerable maestro del hombre.
La religión ha buscado siempre enseñar al hombre haciéndole sentir y experimentar, dentro de su propio corazón y alma, las acciones y reacciones de las doctrinas por ella promulgadas. La religión continuamente destaca el hecho de que el hombre es parte del proceso que ella enseña; pinta el cielo en brillantes colores y el infierno en tonos más vívidos aun, intentando inspirar al hombre en la búsqueda del primero por su proximidad con el último.
Sin embargo, la observación y experimentación tienen más éxito cuando el observador o experimentador puede mantenerse a si mismo separado del tema de su búsqueda. Próxima a la experiencia, en antigüedad y veneración, está la observación. Los más grandes pensadores de antaño, tenían el hábito de observar. Como ejemplo podemos citar los griegos, quienes fueron los primeros en establecer las clínicas médicas, en las cuales se reunían los médicos a vigilar durante horas los pacientes, buscando familiarizarse con los más pequeños detalles de cada enfermedad. Para los griegos, el cuerpo humano era demasiado sagrado para someterlo a la disección. En consecuencia, no eran anatomistas; su conocimiento derivaba de la inducción más que de la experimentación.
El más gran observador del mundo moderno fue Paracelso de Hohenheim, quien declaró que la naturaleza es un gran libro y que el que mejor lee en sus páginas es aquel que las recorre con sus propios pies. Siguiendo su propio consejo, Paracelso viajo a pie por casi toda Europa y Cercano Oriente, catalogando cuidadosamente el resultado de sus investigaciones. Así como la experiencia está directamente relacionada a la religión, la observación lo está a la filosofía.
La experimentación es el más reciente camino por el cual se deriva el conocimiento.
Mientras el observador y vigila y estima los fenómenos naturales, el experimentador produce el fenómeno a voluntad. Alcanza el mismo fin que el observador, pero simplifica, considerablemente el proceso, y lo trae dentro de los confines de un laboratorio apropiadamente equipado. La escuela experimental ha descubierto mucho de valor para el mundo, y sus investigaciones han aportado una inestimable contribución a la salud y bienestar de la raza humana. La experimentación es un método peculiarmente relacionado a la ciencia y constituye el verdadero basamento de la investigación científica moderna. La naturaleza produce el acaecer de las cosas; el científico las fuerzas a que ocurran, preparándose, primero, para derivar en la mayor medida el beneficio de sus experimentos, conducidos en las más ideales condiciones.
Así pues, la religión, filosofía y ciencia son métodos para acumular el conocimiento, así como también, instituciones para la circulación de los dogmas y aserciones. Su valor, sin embargo, como canales del conocimiento es muchísimo mayor que el de promulgar nociones o ideas.
Galeno y Avicena, encadenando la mente humana al dogma, paralizaron el progreso científico durante la Edad Media. El progreso actual en los dominios de la ciencia material es debido, grandemente, a la observación y experimentación; y así como estos factores han contribuido tan eficazmente al logro del conocimiento físico, pueden ser adaptados, con igual beneficio a los fines de la filosofía.

Manly Palmer Hall – La Cultura de la Mente

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