lunes, 29 de diciembre de 2014

El Sol, Deidad Universal

    
    El Sol, Deidad Universal
Manly Palmer Hall

   
Los Colores Solares 
La tan sostenida teoría de tres colores primarios y cuatro secundarios es puramente exotérica, ya que desde los periodos más antiguos se sabe que hay siete colores primarios, y no tres; pero el ojo humano es capaz de ver solo tres de ellos.  De esta forma, aunque el verde puede formarse al combinar azul y amarillo, también existe un verde primario o verdadero que no es un compuesto.  Esto puede comprobarse al romper el espectro con un prisma.  Helmholtz hallo que los llamados colores secundarios del espectro no podían ser descompuestos en sus supuestos colores primarios.  De esta forma, si se pasa por un segundo prisma, el
naranja del espectro no se divide en rojo y amarillo, sino que permanece naranja.
La conciencia, la inteligencia y la fuerza están adecuadamente simbolizadas por los colores azul, amarillo y rojo.  Por otra parte, los efectos terapéuticos de los colores, están en armonía con este concepto, ya que el azul es un color purificante, calmante y eléctrico; el amarillo es vitalizante y refinado; y el rojo es un color inquietante y conductor de calor.  También se ha demostrado que los minerales y las plantas afectan la constitución humana según sus colores.  De esta forma, una flor amarilla generalmente produce una medicina que afecta la constitución de una manera similar a la que lo hace la luz amarilla o el tono musical mi.  Una flor naranja influenciara de una manera similar a la luz naranja; y, como es uno de los llamados colores secundarios, puede corresponder al tono re o al acorde de do y mi.
Los antiguos pensaban que el espíritu del hombre correspondía con el color azul, la mente con el amarillo y el cuerpo con el rojo.  Por lo tanto, el cielo es azul, la Tierra es amarilla, y el infierno   ---o el mundo inferior---   es rojo.  La condición ardiente del infierno meramente simboliza la naturaleza de la esfera o plano de fuerza del cual este se compone.  En los Misterios griegos, la esfera irracional siempre fue considerada roja, ya que representaba aquella condición en la cual la conciencia esta esclavizada por los placeres y las pasiones de la naturaleza inferior.  En India, algunos dioses están mostrados con una piel azul  ---usualmente atributo de Vishnu--- para representar su constitución divina y supermundana.  Según la filosofía esotérica, el azul es el color verdadero y sagrado del sol.  La aparente sombra naranja-amarilla de este orbe es el resultado de la inmersión de sus rayos en las substancias del mundo ilusorio.
En el simbolismo original de la Iglesia Cristiana, los colores eran sumamente importantes y su uso fue regulado conforme a reglas cuidadosamente preparadas.  
Sin embargo, desde la Edad Media, la indiferencia con la cual se han utilizado los colores ha resultado en la pérdida de sus más profundos significados emblemáticos.  En su aspecto primario, el blanco o el plateado representaban vida, pureza, inocencia, alegría y luz; el rojo representaba el sufrimiento y la muerte de Cristo y de Sus santos, y también el amor divino, la sangre y la lucha o el
sufrimiento; el azul, la esfera celestial y los estados de devoción y contemplación; el amarillo o el oro, gloria, fertilidad y bondad; el verde, fecundidad, juventud y prosperidad; el violeta, humildad, profundo afecto y pena; el negro, muerte, destrucción y humillación.  En el arte eclesiástico antiguo, los colores en la ropa y
en los adornos también revelaban si un santo había sido martirizado, así como el carácter de la obra que había realizado para merecerse la canonización.
Además de los colores del espectro, hay un amplio número de ondas vibratorias de color, algunas tan bajas y otras tan altas como para que el aparato óptico humano las pueda registrar.  Causa consternación el contemplar la ignorancia colosal del hombre con relación a estos panoramas  de espacio abstracto.  Así como en el 
pasado el hombre exploro continentes desconocidos, de igual forma en el futuro, armado con curiosos implementos destinados para ese propósito, el hombre explorara estas poco conocidas firmezas de luz, color, sonido y conciencia.


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sábado, 27 de diciembre de 2014

La cultura de la mente - Manly Palmer Hall

LA CULTURA DE LA MENTE
 
The Culture of the Mind



Manly Palmer Hall


“Venid aquí vosotros, los pocos
que gustais de la filosofía; la
Vida Pitagórica os pertenece”.


INTRODUCCIÓN
 
El propósito del siguiente escrito es presentar al estudiante que aspira a educar su mente, una serie de hechos separados, aunque correlativos, que se refieren a este tema. La mente es la herramienta más afilada del hombre y teniendo el filo sutil de una navaja, puede herir a aquel que la maneja sin habilidad. La mente eleva al hombre de la oscuridad de la ignorancia a la luz de la verdad, rompe los grilletes que encadenan las manos mentales del 
esclavo y hace alcanzar a la aspirante humanidad una condición próxima a la Divinidad.
La misma mente ha creado, también, todos los esclavos del mundo; porque el astuto intelecto de los déspotas ha llenado la tierra de sufrimiento y desesperación. Aunque el hombre ha usado la mente para hacer su mundo más hermoso, la utiliza también, para abatir 
el espíritu y destrozar el alma de sus semejantes. La mente - el amigo mas grande y verdadero - puede ser, también su peor y mas destructivo enemigo. Su potencialidad, ya sea para el bien o para el mal, es difícil de ser concebida.
El mundo está lleno de mediocres déspotas tiranos - Judas en potencia - que podrían ser grandes poderes del mal si tuvieran suficiente cerebro. Su impotencia mental es la protección del mundo. Hay también miles de filósofos y sabios mediocres - pequeños soñadores, poetas, artistas, músicos, reformadores, y maestros que serían grandes poderes para el bien si tuvieran el desarrollo mental suficiente. La falta de intelecto es una pérdida
incalculable para la humanidad. No obstante, si el conocimiento fuera diseminado sin reservas entre toda la humanidad, no sólo fortalecería el bien para el logro de grandes fines, sino también reforzaría multiplicaría las obras del mal.
En la antigüedad, por lo tanto, se hacía toda clase de esfuerzos para evitar que el conocimiento llegara a aquellos que eran viciosos, egoístas, innobles y faltos de sinceridad.
En el siglo veinte, sin embargo, se han abierto las compuertas del pensamiento y un verdadero torrente de conocimiento se ha esparcido por el mundo. Por esto, el pequeño tirano obtiene el poder para ser un gran tirano, y, el mediocre pensador el poder para ser un gran pensador. El bien y el mal están aumentando igualmente, por la revelación del conocimiento.
Esto presenta un grave problema a las masas, las cuales, careciendo de la capacidad para hacer grandes decisiones, se ven obligadas a seguir las huellas de aquellos que aparentan ser sabios. Hace algunos siglos, era peligroso ser un pensador; ahora, es peligroso no poder pensar.
Para protegerse contra el intelecto del vecino y al mismo tiempo, adquirir el discernimiento que lo capacita a reconocer lo real y lo falso, cada individuo debe desarrollar su propio intelecto Para el bien del mundo y de aquellos que necesitan su ayuda y comprensión.
Nuestras escuelas, desgraciadamente, no enseñan a discernir; sus programas de estudio no incluyen la técnica para el desarrollo de las cualidades del alma. Ninguna educación o sistema de desarrollo intelectual es completo a menos que, edifique o desarrolle a la vez los valores o cualidades espirituales y éticas que ayuden a la mente a llegar a ser no sólo grande, sino verdadera, bella y pura.

Manly Palmer Hall – La Cultura de la Mente


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Refinamiento del organismo pensante - en you tube -


REFINAMIENTO DEL 
 
El cerebro es el hogar de la mente. Así como el espíritu es reflejado a través del cuerpo y anima la materia inerte, así también, los pensamientos son impresos en las áreas sensitivas del cerebro y de ahí conducidos, por medio de los nervios, a todas las partes del cuerpo. La mente es la estación transmisora de radio, y el cerebro el aparato receptor.
Considerado objetivamente, la claridad de pensamiento depende de la cualidad orgánica del receptor. La Mente Universal está siempre trasmitiendo pensamientos, pero el hombre solamente sintoniza aquellos que le interesan. Un conocido magnate del seguro, después de haber estado conectado por muchos años con una de las más grandes compañías de seguros del mundo, decidió tomar unas vacaciones. Con unos compañeros turistas, en las galerías del Louvre, se pararon frente a un magnífico óleo. Uno de la partida, con mucho entusiasmo, exclamó: ¡Oh Señor D!, ¿No sobran las palabras ante esto tan maravilloso?”. Después de un examen crítico, hecho con sus impertinentes, el Señor D respondió, con el tono del hombre que sólo se ajusta a los hechos: “¡Hum!, debería estar asegurado, pero la prima sería horriblemente alta. No hay una sola boca de incendio en tres manzanas”. Un definido estancamiento mental se produce cuando la mente ha estado concentrada, tan exclusivamente, en un solo tema, que llega a no responder a otro estímulo.
Así como el ejercicio apropiado fortalece al cuerpo físico, el ejercicio mental - cuando se dirige también de manera apropiada - desarrolla las células del cerebro y fortifica la mente. ¿Os habéis detenido alguna vez a pensar qué significa cualidad orgánica?. ¿Sabéis en qué difiere el individuo culto del patán?. Una analogía adecuada puede ser tomada del mundo animal. Notad las voluminosas líneas del caballo de tiro, atado al carro que reparte el hielo. Sus gruesas y peludas piernas, rústicos y pesados cascos gruesa crin y cabeza cuadrada, todo denota la fuerza física. Tal animal puede arrastrar pesos casi inconcebibles.
Puede ser dejado, también, en el campo, durante la noche, sin protección especial de los elementos. Basta darle abundante ración y agua para que trabaje reciamente por largos años y, salvo accidentes, llega a una edad avanzada. Por otra parte, el sangre pura árabe tiene finas y delicadas piernas y una crin y cola sedosa. Su fino temperamento nervioso lo hace estar haciendo cabriolas y tascar el freno, y está sujeto a males totalmente extraños para el caballo de tiro.
La cualidad orgánica es la clave para el poder intelectual y ejecutivo. Mientras más inferior es la cualidad orgánica más depende el individuo de la fuerza bruta. Entre más finos son los átomos que componen al cuerpo, mayor es su eficiencia como vehículo de la conciencia. Los cuadros hechos de pequeños mosaicos, se construyen colocando sobre una base de yeso de París diminutas piezas de piedra de diversos colores, y habilísimos 
operarios a veces, tardan muchos años para terminar un cuadro de la Virgen, hecho con piezas de vidrio y piedra que no exceden de un treinta y dos avos de pulgada cuadrada.
Las células individuales pueden ser asemejadas a esas piedras de los mosaicos, y la mente al operario que hace con ellas cuadros de pensamientos. Mientras más pequeñas y finas sean las células, más perfecto será el cuadro de los pensamientos. Esto explica porque los pensamientos de ciertas personas son claros y potentes, mientras que los de otras son turbios y débiles. El hombre puede cambiar la cualidad orgánica de las células de su cuerpo perfeccionando su manera de vivir y pensar. Debe ganarse el derecho de pensar claramente mejorando la cualidad orgánica de su cerebro, así podrá responder con agudeza y esmero a las sutiles emanaciones de lo invisible.

Manly Palmer Hall – La Cultura de la Mente


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La influencia del medio ambiente sobre la mentalidad - en you tube -


LA INFLUENCIA DEL MEDIO 
AMBIENTE SOBRE LA MENTALIDAD

Se ha demostrado, repetidamente, que los objetos extraños para el individuo producen o despiertan cierta definida reacción dentro de aquel que es expuesto a ellos.
Los griegos creían que el hombre era el producto - en parte al menos - del medio ambiente. Consideraban esencial, por lo tanto, que toda persona estuviera rodeada por cosas diseñadas con el objeto de estimular solamente los más elevados, y nobles sentimientos de su naturaleza. Probaron concluyentemente que la belleza en la vida podía ser producida rodeando la vida con belleza. Descubrieron que los cuerpos simétricos eran construidos por almas qué estaban siempre en presencia de ideales simétricos; que los nobles pensamientos eran producidos por mentes rodeadas de ejemplos de nobleza mental.
Creían que si un hombre se veía forzado a contemplar una edificación plebeya asimétrica, despertaría dentro de si sentimientos bajos y le provocaría el deseo de cometer actos innobles. Así pues, si se levantaban edificios mal proporcionados en el medio de la ciudad, nacerían niños deformes en esa comunidad; y los hombres y mujeres, viendo esa edificación asimétrica, vivirían, consecuentemente, una vida inarmónica.
Muy poco comprendemos nosotros del efecto profundo, o de largo alcance que nos producen las discordancias. En forma potencial, el hombre contiene dentro de si todo lo que existe con relación a él en la naturaleza. Todas las cosas con las que tiene contacto externamente, evocan una correspondencia interna. Por eso es posible cambiar el modo de vivir con algo trivial, como el color o diseño del papel de las paredes de la propia habitación o algún elemento discordante del ambiente que nos rodea a diario.
Un criminal que por mucho tiempo había eludido la ley, fue perseguido y, finalmente, capturado por la marca especial con qué el firmaba. Como bravata, este hombre dibujaba siempre tres pequeños cuadrados en el depósito o caja de caudales donde robaba.
La policía, estando en el apartamento de un individuo sospechoso, se encontró que, mirando desde la sala había enfrente una alta pared de ladrillo, en la cual había tres ventanas distribuidas en la misma forma que la característica firma del criminal. Estas tres
ventanas hicieron tal impresión en la mente del individuo que, involuntariamente, comenzó a firmar con un diseño semejante.
En el siglo veinte, particularmente, vivimos una vida discordante en lo arquitectónico, musical y artístico. Los edificios están amontonados en extraño diseño cubista; instrumentos musicales que no tienen nada en común, son ejecutados a la vez; y el artista moderno ha encontrado fórmulas de color que no tienen su contraparte ni en el cielo, la tierra o el infierno.
La barahúnda y confusión generada por esta civilización no podía dejar de producir efectos perjudiciales sobre la triple constitución del individuo - mental, moral y física -. En consecuencia, su mente es tan desorganizada como su arquitectura; su moral tan discordante como su música, y su cuerpo físico tan desagradable como su arte.
Si queremos producir una raza de hombres y mujeres capaces de tener pensamientos racionales e inteligentes - una nueva orden de superhombres y supermujeres - debemos rodearlos de ejemplos de estabilidad y proporción, los cuales evoquen esos mismos principios latentes en el alma humana. Grecia comprendió profundamente que sus filósofos eran el producto directo de los nobles ideales de música, arte, estética y arquitectura los cuales habían establecido como modelo o “standard” de su sistema cultural.

Manly Palmer Hall – La Cultura de la Mente
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Capacidad mental - en you tube -



 
Un gran número de gente sufre de indigestión mental porque están tratando de asimilar pensamientos demasiado grandes para su capacidad intelectiva. Deslumbrados por la magnitud de alguna realidad cósmica, esas mentes, parcialmente desarrolladas, no son capaces de funcionar.
Por eso, debemos dar énfasis, previamente, al problema de la capacidad mental. En lugar de gastar nuestro tiempo en tratar de llenar nuestra mente con un vasto surtido de pensamientos, es imperativo que la capacidad mental sea desarrollada, de manera que los nuevos pensamientos que sean admitidos no se desparramen y pierdan.
La mente debe, ser preparada para el influjo de grandes pensamientos. Debe volverse amplia, así podrá recibir y considerar sin perjuicio cualquier declaración o relato por más asombroso o improbable que parezca, y luego aceptarlo o rechazarlo por la facultad de razonar y no por la emociones.
La mente puede ser comparada a una corriente, y para su protección o seguridad es esencial que los procesos mentales fluyan constantemente. El pensamiento puede ser relacionado al agua. El agua en movimiento es pura; el pensamiento, aunque posiblemente 
incompleto, es también, en parte, limpio. El agua estancada y el pensamiento estancado, ambos son una amenaza para el bienestar público. El agua estancada puede serlo por una obstrucción en la corriente; el pensamiento estancado se encuentra, habitualmente en una mente “cerrada”, en la cual, alguna noción preconcebida, ocasiona la obstrucción e impide el natural fluir.
Si la mente es amplia, como debe serlo, y abierta en sus dos extremos, está siempre pasando a través de ella una corriente de pensamientos vivientes, hermosos y plácidos. Si en cambio se cierran todas las puertas de entrada, la mente pronto queda vacía, porque el río de los pensamiento sigue corriendo y no vuelve a llenarse. Esto es lo que ocurre, precisamente, con la persona que teme una nueva idea y rechaza su admisión.
Por otra parte, si cerramos toda salida de la mente para que no se nos vaya algún precioso pensamiento, el río del pensamiento al entrar rápidamente desborda y por el deseo de conservar un solo pensamiento, cien mas no encuentran lugar. Si cerramos toda entrada y salida, tendremos pensamientos estancados y decadentes, los cuales, al final, incubarán sus propios característicos males. La mente que no recibe ni produce nuevas ideas, pronto queda vacía y su propietario se vuelve un insensato en el mundo de la Mente.
Por todo ello, es evidente lo esencial que es mantener la mente continuamente renovada; que nuevos pensamientos deben dejarse entrar y dar salida a los viejos; que ninguna mente puede desarrollarse, a menos que cambie diariamente los métodos de satisfacer las necesidades que le crea un mundo en crecimiento continuo.
Tampoco debemos almacenar pensamientos. Nuestro poder mental consiste en el desarrollo y ejercicio de la facultad de pensar y no en almacenarlos. Es igual que el carpintero haciendo una silla. Cuando termina la silla, comienza a hacer otra más; porque es más precioso que la silla en si, el conocimiento de hacer sillas. ¡Ah del carpintero intelectual que, habiendo hecho una silla, se sienta en ella por el resto de sus días!.

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Entrenamiento de la mente en el camino que debe seguir - en you tube -


ENTRENAMIENTO DE LA MENTE 
    EN EL CAMINO QUE DEBE SEGUIR

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Cierta vez un antiguo filósofo judío, declaró que el Señor ha colocado en el rostro humano las instrucciones para alcanzar la inmortalidad. De acuerdo con normas artísticas, el rostro está dividido, horizontalmente, en cuatro partes. La sección inferior, desde la barba hasta la base de la nariz, representa la parte material de la naturaleza. De la base de la nariz hasta el puente de ella, están los elementos vitales, o acuosos, correspondientes al éter, o aliento. Del puente de la nariz al nacimiento del cabello están las facultades aéreas, o intelectuales; y desde la línea del cabello hasta la coronilla está lo ígneo, o poderes espirituales. El rabino daba énfasis, particularmente, al hecho de que hay siete aberturas en la cabeza humana; dos ojos; dos oídos, dos ventanas de la nariz, y una boca. De las siete, seis están dedicadas a la recepción del conocimiento, o sea, ver por los ojos, oír con los oídos e inhalar el principio de la vida por las ventanas de la nariz. La séptima, hace ambas cosas, recibe y da. Recibe alimento para el mantenimiento del cuerpo físico, y por medio de la lengua revela el conocimiento adquirido por los ojos y oídos, y los varios sentidos de percepción. De estas siete aberturas, seis están destinadas a la acumulación de conocimiento, en tanto que sólo la séptima es la que revela o disemina aquello que ha sido logrado. Conforme a esta proporción, el hombre debería recibir seis veces más que lo que da.
Pitágoras sostenía que el mejor modo de entrenar la mente era dedicarla, exclusivamente, por un definido período de tiempo, a la recepción del conocimiento.
Aquellos que querían ser sus discípulos aceptaban el voto llamado “silencia pitagórico”, esto es, controlar el habla por un período de cinco años. No pudiendo tomar parte en ninguna discusión, los discípulos fueron, gradualmente, comprendiendo profundamente que era mucho más provechoso el ser oyente; porque como interviniente, uno se vuelve, invariablemente, tan personalmente interesado en sostener su posición que pierde de vista la proposición como un todo.
El segundo objetivo perseguido por Pitágoras era el logro del autocontrol; porque un individuo que puede controlar su palabra por cinco años, con seguridad, posee un cierto grado de autocontrol. El tercer propósito era eliminar los buscadores superficiales del conocimiento. La mera curiosidad, Pitágoras lo sabía, no podía resistir esa rigurosa prueba, en tanto que aquellos que eran capaces de esperar cinco años sin perder su interés, eran 
también suficientemente sinceros para responder a las instrucciones conferidas.
Además, otro gran maestro formuló un sistema de inestimable valor pera aquel que desea seguir la vida filosófica. Consiste en un curso de autoanálisis. Se hace un inventario de cada facultad y tendencia. Considerando al número 100 como dechado de perfección, el discípulo estima, lo más conscientemente que pueda, el grado de desarrollo de esas facultades en su propia naturaleza. Si es deshonesto en su estimación, él es el único que sufre. Los porcentajes logrados se suman entre si y se saca un promedio. Aceptando ese  promedio como “standard”, el discípulo procura elevar aquellas facultades que caigan demasiado de ese promedio. Aquellas facultades que estuvieran a un nivel normal no hacía
especial esfuerzo en mejorarlas, y así, con el esfuerzo que hace por elevar sus facultades defectuosas, logra un equilibrio en las diversas partes de su propia naturaleza. Más tarde, deberá hacerse una nueva estimación de valores, y seguir, así, el mismo procedimiento.

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Cómo pensar y qué pensar - en you tube -


CÓMO PENSAR Y QUÉ PENSAR
 
La palabra educación viene del latín educo, significando “extraer”, “educir”, “dar de si”. Quiere decir, entonces, que la más elevada forma de educación es aquella que más evoca, y por la cual el individuo se expresa al máximo, desarrollando su propia naturaleza.
El sistema educacional del mundo moderno, sin embargo, ha sido diseñado para suplir las necesidades de las masas y, en consecuencia, es injusto para el individuo, ya que no estimula el esfuerzo individual de cada intelecto. La teoría moderna de enseñanza está mayormente basada en el esfuerzo de instruir al estudiante en qué debe pensar más que en cómo aprender a pensar. 
Lo populoso de las escuelas modernas y la gran cantidad de alumnos que se reúnen en cada clase también crea dificultades, siendo casi imposible dedicar pensamiento y cuidado a las necesidades individuales de cada discípulo. La educación moderna es grandemente una cuestión de memoria, requiriendo, comparativamente, poco ejercitamiento del elemento del pensamiento original. Al niño se le enseña que esto y aquello es así, pero no el por qué. Como resultado llega a poseer un conocimiento razonable de las cosas como ellas son, pero, prácticamente no tiene ningún conocimiento porqué son así y su posible mejoramiento. Esta condición es muy notable en las instituciones superiores de enseñanza, donde debiera darse mayor lugar a la originalidad.
Cuando prepara una lección para su clase, el estudiante puede ser fácilmente reprobado si llega a expresar su propia opinión. No tiene derecho a tener su opinión. Su deber es escuchar reverente y respetuosamente las opiniones de sus profesores y de las eminentes autoridades que citan sus maestros. Esta actitud casi inquisitorial de la así llamada enseñanza, paraliza la iniciativa que es de vitalísima importancia para el progreso científico y filosófico de la raza.
En los tiempos venideros, se comprenderá, sin lugar a dudas, que el caudal más valioso para una nación lo constituye esas mentes más finamente organizadas, capaces de pensar por si mismas. “Todo el mundo”, señala Emerson, “está frente a un suceso imprevisto cuando Dios pone en libertad a un pensador”. En la mayoría de los casos, aquellos a quienes el mundo considera como sus mentes más grandes tienen pensamientos prestados o sustraídos de los demás. Unos pocos, inteligencias respetadas y veneradas, son los que piensan sesudamente para sus pueblos, razas e instituciones. Hay dos causas que producen el letargo mental. La primera es producida por una mente poderosa que, eclipsando los intelectos que le rodean hace que los demás acepten instintivamente sus conclusiones como superiores a las de ellos. Resulta, pues, que encontramos, comúnmente, grandes intelectos, como soles, rodeados por planetas negativos o satélites que intentan brillar con un poco de la luz reflejada en ellos por el intelecto alrededor del cual giran. La segunda, es que la actitud científica es de extremo escepticismo y crítica. Cualquiera que sea suficientemente imprudente para disentir con los descubrimientos de las mentes eminentes, será objeto de una persecución sin tregua. Se hace todo esfuerzo para obligarlo, como a Galileo, a que se arrodille y se retracte. Después que sus propios colegas lo han arrastrado a una muerte prematura, las generaciones venideras, percibiendo que los ataques que le hicieran fueron inmerecidos, hacen su apología y erigen un monumento a la memoria del intelecto martirizado. La humanidad teme cumplimentar a un hombre, más después de haber permitido que alguien se muera en la miseria, su memoria se perpetúa en la piedra con un alarde tal, que lo gastado podría haber prolongado la existencia de aquél que honran si se lo hubiesen dado en vida. Entre los griegos hay una copla que viene a propósito, y dice: “Siete ciudades pelearon por Homero muerto; y en ellas había mendigado su pan cuando vivo”.

Manly Palmer Hall – La Cultura de la Mente

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La facultad de comparar - en you tube -


LA FACULTAD DE COMPARAR
 
Francisco Bacon declaró que la facultad de comparación es una de las expresiones más elevadas de la actividad mental. Que Bacon fue correcto en ello, es evidente, porque en todas partes vemos métodos basados en la comparación. Una cosa es llamada buena porque es mejor que alguna otra; grande porque es mayor que otra, o pequeña porque es insignificante con relación a lo que le rodea. 
Se dice que ciertas tribus que habitan las regiones de los Himalayas, viven en valles.
Los valles tibetanos tienen una altura igual a las montañas más altas de las Rocosas y de las Sierras. Los valles tibetanos están, actualmente, a unos 15.000 pies sobre el nivel del mar, pero son llamados valles porque los rodean montañas que se alzan a miles de pies sobre ellos. Por eso, la falacia de la comparación resulta evidente.
Asimismo, en una pequeña aldea, un hombre que tenga cincuenta mil pesos es considerado opulento, pero si se lo compara con los reyes de la finanza de Wall Street, será considerado como abatido por la pobreza.
El progreso es medido por comparación. Nos comparamos con los bárbaros y muy complacientes decimos que nuestra raza es civilizada. Para el filósofo, sin embargo, las cosas no deben ser consideradas en relación con otras sino consigo mismas. Decir que un hombre es más grande que otro, fijando como norma la de comparar una sandía con una uva y declarando que la sandía es un producto más excelente porque tiene mayor tamaño, no es correcto. Ni Dios ni la naturaleza, es evidente, nos da uvas en tamaños tan generosos como los de la sandía, de modo que cada cosa debe ser medida de conformidad con su tipo.
Dos hombres, cada uno poseyendo un talento diferente en grado, pueden ser colocados a la par con el propósito de compararlos. Uno de ellos, diremos, tiene una mente excelente que ha cultivado con sumo cuidado; el otro, sólo posee un intelecto mediocre, habiendo sido forzado, por la presión de las circunstancias, a descuidar el entrenamiento de sus limitadas dotes mentales. Es obvio que los dos individuos no pueden ser medidos con la misma vara, sino que se les debe considerar de acuerdo con las cualidades de sus propios vehículos y el uso hecho de las oportunidades que se les ha presentado en la vida. Un hombre que ha tenido cien oportunidades y se ha aprovechado de noventa de ellas, es nueve décimos perfecto. Otro, que tuvo sólo diez oportunidades y aprovechó nueve de ellas, es también nueve décimos perfecto. En consecuencia, al juzgar a la gente, debemos estimarla por su propio “standard” y no por el nuestro. Tenemos propensión a ponernos nosotros mismos como “standard” o modelo, aceptando o rechazando a la gente conforme ella responde a nuestro tipo establecido. Este método de tasar cada cosa o individuo, es, ostensiblemente, injusto y antifilosófico. Cada individuo es sincero cuando lo es consigo mismo. Reconociendo el infinito número de individualidades - cada una en diferente etapa de desarrollo de sus propias potencialidades divinas -, el filósofo comprende que cada hombre o mujer, leño o piedra, es una ley en si y debe ser considerado como un proceso individual. Ninguna ley planeada hasta ahora es justa tanto para el individuo como para la masa. Si se es justo con el individuo se es injusto para con la masa, y viceversa. De acuerdo con esto, es el pensador quien debe decidir si debe enfocar su atención sobre el individuo o la masa. Cada caso es un problema en si, completo y separado.

Manly Palmer Hall – La Cultura de la Mente

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https://www.youtube.com/watch?v=BzmvwMKUfOk&feature=youtu.be

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Los orígenes del conocimiento - en you tube -


LOS ORÍGENES DEL CONOCIMIENTO
 
Los elementos del conocimiento son aceptados por la naturaleza mental a través de tres canales directos del mundo externo y un canal directo del mundo interno o superfísico.
El método último es denominado inspiración, y los otros tres métodos físicos son llamados: experiencia, observación y experimentación. La experiencia, la cual tiene su correlación con la institución religiosa, es el más antiguo y venerable maestro del hombre.
La religión ha buscado siempre enseñar al hombre haciéndole sentir y experimentar, dentro de su propio corazón y alma, las acciones y reacciones de las doctrinas por ella promulgadas. La religión continuamente destaca el hecho de que el hombre es parte del proceso que ella enseña; pinta el cielo en brillantes colores y el infierno en tonos más vívidos aun, intentando inspirar al hombre en la búsqueda del primero por su proximidad con el último.
Sin embargo, la observación y experimentación tienen más éxito cuando el observador o experimentador puede mantenerse a si mismo separado del tema de su búsqueda. Próxima a la experiencia, en antigüedad y veneración, está la observación. Los más grandes pensadores de antaño, tenían el hábito de observar. Como ejemplo podemos citar los griegos, quienes fueron los primeros en establecer las clínicas médicas, en las cuales se reunían los médicos a vigilar durante horas los pacientes, buscando familiarizarse con los más pequeños detalles de cada enfermedad. Para los griegos, el cuerpo humano era demasiado sagrado para someterlo a la disección. En consecuencia, no eran anatomistas; su conocimiento derivaba de la inducción más que de la experimentación.
El más gran observador del mundo moderno fue Paracelso de Hohenheim, quien declaró que la naturaleza es un gran libro y que el que mejor lee en sus páginas es aquel que las recorre con sus propios pies. Siguiendo su propio consejo, Paracelso viajo a pie por casi toda Europa y Cercano Oriente, catalogando cuidadosamente el resultado de sus investigaciones. Así como la experiencia está directamente relacionada a la religión, la observación lo está a la filosofía.
La experimentación es el más reciente camino por el cual se deriva el conocimiento.
Mientras el observador y vigila y estima los fenómenos naturales, el experimentador produce el fenómeno a voluntad. Alcanza el mismo fin que el observador, pero simplifica, considerablemente el proceso, y lo trae dentro de los confines de un laboratorio apropiadamente equipado. La escuela experimental ha descubierto mucho de valor para el mundo, y sus investigaciones han aportado una inestimable contribución a la salud y bienestar de la raza humana. La experimentación es un método peculiarmente relacionado a la ciencia y constituye el verdadero basamento de la investigación científica moderna. La naturaleza produce el acaecer de las cosas; el científico las fuerzas a que ocurran, preparándose, primero, para derivar en la mayor medida el beneficio de sus experimentos, conducidos en las más ideales condiciones.
Así pues, la religión, filosofía y ciencia son métodos para acumular el conocimiento, así como también, instituciones para la circulación de los dogmas y aserciones. Su valor, sin embargo, como canales del conocimiento es muchísimo mayor que el de promulgar nociones o ideas.
Galeno y Avicena, encadenando la mente humana al dogma, paralizaron el progreso científico durante la Edad Media. El progreso actual en los dominios de la ciencia material es debido, grandemente, a la observación y experimentación; y así como estos factores han contribuido tan eficazmente al logro del conocimiento físico, pueden ser adaptados, con igual beneficio a los fines de la filosofía.

Manly Palmer Hall – La Cultura de la Mente

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Conciliación de los opuestos - en you tube -

CONCILIACIÓN DE LOS OPUESTOS 
 
A través de la naturaleza nos vemos enfrentados con el principio de la dualidad.
Hablamos de bien y mal, arriba y abajo, adentro y afuera, luz y oscuridad, amor y odio, crecimiento y decadencia, y una enormidad de otras polaridades contrarias. Nosotros hemos creído siempre en la realidad de estas polaridades, siendo que, por el contrario, no tienen una existencia verdadera fuera de la ignorante mente individual. “Pero”, - el lector podrá protestar - “la vida seguramente existe, y la muerte también, porque yo he visto gente venir al mundo y he visto también a los que dejan el mundo”.
En la antigüedad había una escuela de filosofía célebre por su método de conciliación o transposición de los opuestos. La declaración: “Dios es el bien”, puede ser invertida y ser igualmente cierta, así: “El bien es Dios”. Con igual propiedad, podemos decir: “La vida es muerte”, y también: “La muerte es vida”.
El nacimiento físico representa una transición de lo divino al estado humano. Eso que nosotros eufemísticamente denominamos el comienzo de la vida es, realmente, el descenso del principio divino en una forma corpórea, en donde, durante la llamada vida, debe estar sujeto a restringidos límites de la forma. Aquí las facultades divinas encontrarán medios inadecuados de expresión y pasarán por el invariable ciclo de enfermedad, sufrimiento y muerte. Por lo tanto, desde el punto de vista puramente espiritual, el nacimiento físico es muerte espiritual, y, a la inversa, cuando el espíritu se libera del cuerpo - lo cual el hombre llama muerte - es, realmente, el renacimiento del espíritu, el retorno a su estado eterno.
Pero, el lector notará que los opuestos: “nacimiento y muerte”, aun subsisten después de la transposición. Sin embargo, esto tampoco es verdadero, porque el que vosotros llaméis al proceso muerte o vida no depende del proceso en si, sino más bien de la posición que se adopte con respecto al proceso.
Tomad, por ejemplo, los aspectos “bien” y “mal”. Entre estos dos pares de opuestos, en la parte media, hay  un punto neutral que puede ser llamado la condición tal como es realmente. Si nosotros estamos en armoniosa conexión con la cosa tal como es, llamamos a esto “bien”, porque disfrutamos las reacciones de la armonía. En cambio, si estamos en desarmonía con la cosa en si, lo llamamos “mal”, porque estamos sufriendo la experiencia engendrada por la falta de armonía. Independientemente de la manera como pueda ser  considerada por nosotros la cosa, su naturaleza esencial permanece siempre incambiable.
Algunas veces encontramos un individuo que está sufriendo por alguna imprudencia. Podrá decirnos, con ligereza, que ha roto una ley natural y está sufriendo el resultado de su transgresión. Pero, con sólo pensarlo un poco, la persona inteligente se convencerá que ningún individuo tiene jamás el poder o prerrogativa de romper una ley natural. En realidad, es la ley natural la que produce el impacto en el individuo cuando intenta cambiar la inevitable secuencia de sus reacciones.
Cada aspirante a la libertad mental debería realizar la ilusoria existencia del llamado bien y mal, ya que cada poder y fuerza de la naturaleza está cooperando, consecuentemente, para el ultérrimo logro de la perfección. El mal existe únicamente en el sentido de que no hubo un ajuste adecuado a esos poderes o fuerzas de la naturaleza, los cuales se convierten en agentes de destrucción (esto es: mal), cuando el individuo trata de emplearlos equivocadamente, y que asumen el aspecto benéfico (bien) sólo cuándo el individuo retoma la actitud correcta, o sea una manera normal o racional de vivir.
Manly Palmer Hall – La Cultura de la Mente
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