sábado, 27 de diciembre de 2014

Capacidad mental - en you tube -



 
Un gran número de gente sufre de indigestión mental porque están tratando de asimilar pensamientos demasiado grandes para su capacidad intelectiva. Deslumbrados por la magnitud de alguna realidad cósmica, esas mentes, parcialmente desarrolladas, no son capaces de funcionar.
Por eso, debemos dar énfasis, previamente, al problema de la capacidad mental. En lugar de gastar nuestro tiempo en tratar de llenar nuestra mente con un vasto surtido de pensamientos, es imperativo que la capacidad mental sea desarrollada, de manera que los nuevos pensamientos que sean admitidos no se desparramen y pierdan.
La mente debe, ser preparada para el influjo de grandes pensamientos. Debe volverse amplia, así podrá recibir y considerar sin perjuicio cualquier declaración o relato por más asombroso o improbable que parezca, y luego aceptarlo o rechazarlo por la facultad de razonar y no por la emociones.
La mente puede ser comparada a una corriente, y para su protección o seguridad es esencial que los procesos mentales fluyan constantemente. El pensamiento puede ser relacionado al agua. El agua en movimiento es pura; el pensamiento, aunque posiblemente 
incompleto, es también, en parte, limpio. El agua estancada y el pensamiento estancado, ambos son una amenaza para el bienestar público. El agua estancada puede serlo por una obstrucción en la corriente; el pensamiento estancado se encuentra, habitualmente en una mente “cerrada”, en la cual, alguna noción preconcebida, ocasiona la obstrucción e impide el natural fluir.
Si la mente es amplia, como debe serlo, y abierta en sus dos extremos, está siempre pasando a través de ella una corriente de pensamientos vivientes, hermosos y plácidos. Si en cambio se cierran todas las puertas de entrada, la mente pronto queda vacía, porque el río de los pensamiento sigue corriendo y no vuelve a llenarse. Esto es lo que ocurre, precisamente, con la persona que teme una nueva idea y rechaza su admisión.
Por otra parte, si cerramos toda salida de la mente para que no se nos vaya algún precioso pensamiento, el río del pensamiento al entrar rápidamente desborda y por el deseo de conservar un solo pensamiento, cien mas no encuentran lugar. Si cerramos toda entrada y salida, tendremos pensamientos estancados y decadentes, los cuales, al final, incubarán sus propios característicos males. La mente que no recibe ni produce nuevas ideas, pronto queda vacía y su propietario se vuelve un insensato en el mundo de la Mente.
Por todo ello, es evidente lo esencial que es mantener la mente continuamente renovada; que nuevos pensamientos deben dejarse entrar y dar salida a los viejos; que ninguna mente puede desarrollarse, a menos que cambie diariamente los métodos de satisfacer las necesidades que le crea un mundo en crecimiento continuo.
Tampoco debemos almacenar pensamientos. Nuestro poder mental consiste en el desarrollo y ejercicio de la facultad de pensar y no en almacenarlos. Es igual que el carpintero haciendo una silla. Cuando termina la silla, comienza a hacer otra más; porque es más precioso que la silla en si, el conocimiento de hacer sillas. ¡Ah del carpintero intelectual que, habiendo hecho una silla, se sienta en ella por el resto de sus días!.

Manly Palmer Hall – La Cultura de la Mente

en you tube, desde aquí
https://www.youtube.com/watch?v=coeS42L7SMc&feature=youtu.be

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