RUDOLF STEINER - EL NUEVO ORDEN SOCIAL LA CIENCIA ESPIRITUAL Y LA CUESTIÓN SOCIAL LOS PUNTOS ESENCIALES DE LA CUESTIÓN SOCIAL


RUDOLF     STEINER

EL NUEVO ORDEN SOCIAL
LA CIENCIA ESPIRITUAL Y LA CUESTIÓN SOCIAL LOS 
PUNTOS ESENCIALES
DE LA CUESTIÓN SOCIAL
en la Vida del Presente y del Futuro

INTRODUCCIÓN

          En el año 1894, Rudolf Steiner publicó su libro La Filosofía de la Libertad que, en cierto modo, puede considerarse como fundamento filosófico del ordenamiento de la vida terrenal humana. Pues sólo como ser libre puede el hombre, como individuo y como miembro de la comunidad, contribuir su parte a la formación de un sano organismo social.
          Pero la Filosofía de la Libertad igualmente da la justificación filosófica de la ciencia espiritual de orientación antro-posófica, inaugurada por Rudolf Steiner a principios del siglo XX. Y la ciencia espiritual, a su vez, necesariamente tuvo y tiene que ocuparse, no solamente de las inquietudes anímico-espirituales de la
humanidad, sino también de la no menos importante "cuestión social", como lo explica Rudolf Steiner en su primer trabajo dedicado a este tema, publicado originariamente en 1905/06 en la revista Lucifer Gnosis (Berlín), con el título La Ciencia Espiritual y la Cuestión Social. En el tercer capítulo de este trabajo se enuncia,
como conclusión de las respectivas contemplaciones, la ley social fundamental.
        Luego, este trabajo termina con la observación de que "será continuado". Sin embargo, como este primer llamado a la conciencia, no sólo de los lectores de dicha revista, sino de la humanidad en general, no encontró, en aquel tiempo, la debida acogida y comprensión, su autor tuvo que resignar y esperar que se presentase la oportunidad más adecuada para hacer oír su voz, o sea, hasta un determinado momento de la Primera Guerra Mundial cuando, hacia fines de 1917, en conversaciones mantenidas con personalidades de las más altas esferas políticas y
culturales de la Europa Central, Rudolf Steiner expuso sus ideas como base, por una parte, para resolver los profundos problemas de la convivencia social y, por otra parte, para encontrar un modo de entendimiento con las potencias adversarias de aquella guerra. Pero los acontecimientos políticos y militares no dejaron prosperar esta nueva tentativa. Después de la guerra de 1914/18, durante el período de la gran incertidumbre, surgió un movimiento de mayor envergadura. En el mes de Febrero de 1919 apareció en muchos de los más importantes diarios de Alemania, Austria y Suiza el Llamado al Pueblo Alemán y al Mundo Civilizado, de Rudolf Steiner, con más de 250 otros firmantes, entre ellos muchas personalidades prominentes de las esferas cultural y económica. Inmediatamente se formó entonces una asociación para trabajar en pro de un nuevo ordenamiento de la sociedad humana. En muchísimas conferencias que contaron con múltiple y entusiasta audiencia, incluso de los trabajadores industriales, Rudolf Steiner
expuso las ideas de la necesaria reorganización sobre la base de la "estructura ternaria del organismo social", ordenamiento de la sociedad que tarde o temprano tendrá que realizarse, si bien parece que la humanidad tendrá que pasar por nuevas experiencias amargas, antes de alcanzar el debido grado de madurez. A través de aquel movimiento se obtuvieron algunos resultados significativos; entre ellos, la fundación de la pedagogía "Waldorf", como primer paso en dirección a la instauración de una vida cultural autónoma. Actualmente, esta nueva pedagogía cuenta con centenares de establecimientos docentes en todo el mundo. Además, como resultado de un curso de Rudolf Steiner sobre agricultura biológico-dinámica, se formó un círculo internacional de agricultores interesados en la materia, y se crearon —en el curso de los años posteriores— modernos establecimientos rurales en Europa, América y otras partes del mundo, con cultivos y producciones exentos de tratamientos químicos. En el campo de la medicina, un gran número de científicos acogió los impulsos y nuevos conceptos terapéuticos, dados por Rudolf Steiner. Se fundaron laboratorios para la elaboración de los respectivos medicamentos que están empleándose en la medicina antroposófica, incluso en clínicas y hospitales de nueva orientación.
          Estos logros dan prueba de lo fructífero de los impulsos de Rudolf Steiner, si bien se trata, por ahora, de resultados parciales. Pero la humanidad en general siguió, por un lado, el camino tradicional con el capitalismo materialista, y, por otro lado, el de organizaciones estatales derivadas del marxismo.
             En realidad, con la publicación, a principios de este siglo, de la ley social fundamental, Rudolf Steiner se había adelantado muchísimo a su época; pues aún en nuestros días, al hábito de pensar de la mayoría de nuestros contemporáneos, le resulta bastante difícil deshacerse del pensamiento materialista sobre el carácter y la significación del trabajo humano, en su relación con el bienestar general.
      Para comprenderlo correctamente, hay que tomar en consideración la vida y la misión terrenales del ser humano, en sus tres aspectos esenciales:
               1. El hombre nace, no como alma indefinida, sino con bien determinadas predisposiciones que cada individuo trae de vidas terrenales anteriores, dotes que por educación y experiencias nuevas le confieren las capacidades —físicas y espirituales— con que cada uno contribuye a cumplir con la misión específica de su
pueblo o comunidad. Estas capacidades son sinónimo del valor humano.
           2. Ante Dios y la Ley, todos los hombres son iguales, sin perjuicio de sus demás cualidades y facultades individuales, y en esta igualdad ante la Ley y en consideración de lo puramente humano, hablamos de la dignidad humana.
              3. La Tierra, como escenario de la vida, campo de trabajo y evolución de la humanidad, pertenece —originariamente— a todos por igual; y todos por igual están llamados a cooperar (fraternalmente) para crear, sobre la base de lo que la Naturaleza ofrece, los bienes, incluidos los espirituales, para satisfacer las necesidades vitales de todos. Esta misión en común se cumple por el trabajo humano.
           A estas condiciones esenciales y aspectos afines se refiere Rudolf Steiner en los primeros párrafos del tercer capítulo de sus PUNTOS ESENCIALES, cuando allí habla de "las ideas primarias en que se basan todas las instituciones sociales". Y estas mismas reflexiones forman el fundamento de la estructura ternaria del organismo social, con sus organizaciones autónomas de las tres esferas de la existencia terrenal del ser humano: a) la vida económica que tiene su base en lo que la característica y las riquezas de la tierra ofrecen al hombre para crear las condiciones materiales de su existencia; b) la vida basada sobre el derecho, esfera específica estatal, que rige las relaciones de hombre a hombre; c) la vida espiritual que funciona en virtud de lo que de las capacidades y fuerzas de cada individuo fluye en el organismo social. Todo de acuerdo con los pormenores descriptos en los PUNTOS ESENCIALES. Se trata de un orden social que responde a las condiciones del actual momento evolutivo de la humanidad y que, como queda dicho, tarde o temprano tendrá que realizarse.
         Se entiende que la realización de estos nuevos impulsos sociales requiere el fortalecimiento de las fuerzas morales humanas y la superación del materialismo, poniendo en su lugar un genuino cristianismo. Como el punctum saliens de la cuestión social, Rudolf Steiner señaló que debe desterrarse enteramente el sistema actual de las remuneraciones por el trabajo que el individuo realiza. En la sociedad de nuestros tiempos el trabajo humano sigue teniendo el carácter de una mercancía. El empresario, al calcular el costo de producción de lo que él intenta fabricar, incluye en su cálculo los "gastos personales" representados por sueldos, salarios, jornales, etc., juntamente con otros "gastos", aparte del costo de la materia
prima. Quiere decir que, en cuanto al total de los "gastos" no hace diferencia alguna entre lo material y el trabajo humano, y sin tener presente que éste forma parte de la esencia misma, o sea, de lo más sagrado del hombre. A este respecto hay que ver claramente que con el enorme progreso tecnológico, incluso la racionalización y
automatización industrial, si bien condujeron a mejorar las exteriores condiciones de vida del trabajador, no se aminoró, antes bien, se acrecentó el problema social en sí, por el hecho de que la evolución técnica constantemente tiende a prescindir de mano de obra, o sea, de cierta parte de la capacidad de trabajo del hombre.
Dicho de otro modo: el signo de la época mecánico-industrial consiste en que el progreso tecnológico no ha conducido a un progreso análogo en cuanto al más profundo problema social, que tiene que ver con el valor, la dignidad y el trabajo humanos.
          Las ideas de Rudolf Steiner sobre la estructuración ternaria del organismo social contienen todas las indicaciones y sugerencias necesarias para encontrar solución a todos los problemas que en este campo existen o puedan presentarse. Y no hay duda de que habrá cada vez más. O la humanidad se decide a adoptar el ordenamiento cristiano que consiste en la estructura ternaria del organismo social, con todas sus consecuencias, o nuestra civilización caerá, más y más, en la decadencia.

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       En el momento de escribirse esta introducción a tan significativa obra de Rudolf Steiner, aparece en Roma la importantísima encíclica de Juan Pablo II, que se titula Laborem Exercens y que trata, entre otros aspectos, de la propiedad privada
y de la verdad cristiana sobre el trabajo, agregando que en las relaciones laborales actuales se considera al hombre "como instrumento de producción, mientras él solo, independientemente del trabajo que realiza, debería ser tratado como sujeto eficiente y su verdadero artífice y creador".
              El lector atento, libre de prejuicios, de los pensamientos de Rudolf Steiner expuestos en el presente libro, podrá verificar que por su realización será posible alcanzar, en toda su amplitud, los objetivos de dicha encíclica papal. El mundo entero espera que los hombres de buena voluntad pongan todo su esfuerzo para ir cambiando las actuales condiciones insostenibles. Hablando, como lo hacemos, desde un lugar del "Cono Sur", también se puede tener la esperanza de que los países hispano-americanos contribuyan a cumplir esta misión, aprovechando los importantes valores humanos de que felizmente disponen.

Francisco Schneider
Buenos Aires, Septiembre de 1981

pueden leer y descargar el libro desde aquí
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EPILOGO

             En los más de sesenta años transcurridos desde la aparición de la obra de Rudolf Steiner Die Kempunkte der sozialen Frage (Los Puntos Esenciales de la Cuestión Social), se ha discutido mucho, principalmente en Europa Central, con respecto a su contenido y las posibilidades de su realización. También se han publicado numerosos libros de distintos autores, ocupándose de problemas específicos concernientes a la estructura ternaria del organismo social. De la lectura de semejantes trabajos resulta evidente que la principal dificultad para la correcta comprensión de las ideas de Rudolf Steiner, consiste en que a los hombres de nuestro tiempo —en general— les cuesta mucho distinguir claramente entre lo tradicional y rutinario, por un lado, y, por otro lado, lo totalmente nuevo del impulso espiritual dado por Rudolf Steiner para el ordenamiento social, particularmente lo relacionado con el trabajo humano, la función del dinero, y el empleo del capital para la producción de bienes.
            Estos problemas exigen partir de una nueva orientación, la que no se adquiere sino por el sincero y absoluto distanciarse de los métodos del capitalismo materialista, fundado unilateralmente sobre la obtención de lucro, quiere decir, sobre el egoísmo humano, como asimismo de todo cuanto tiene que ver con la idea del Estado unitario. Con esto no se dice nada sobre las distintas filosofías de la
economía política en general; antes bien, se llama la atención sobre la desfiguración y perversión introducidas en la sociedad humana por el capitalismo moderno, por una parte, y, por la otra, lo pernicioso del preponderante estatismo.
           La realización de un sano organismo social ante todo depende de la creación y el obrar de una esfera cultural-espiritual plenamente libre y autónoma. Pues de ella, como fuente primordial de la civilización, han de fluir las ideas y fuerzas, vale decir, los sanos impulsos fundamentales para todo pensar y obrar humano. A esta esfera pertenece, en primer lugar, la enseñanza, la instrucción y el libre desarrollo de las ciencias, en toda su amplitud, sin intervención estatal. Es por esta razón que en el segundo capítulo de los PUNTOS ESENCIALES se expresa: "Tanto el Estado político como la vida económica recibirán de un organismo espiritual autónomo lo que ellos necesitan y que la vida espiritual les puede dar. . . A la vida económica afluyen las ideas técnicas que provienen de la esfera espiritual; tienen su origen en ésta, aunque sus autores pertenezcan al ámbito estatal o al económico. Todas las
ideas y fuerzas organizadoras que fecundan la vida económica y la organización estatal, provienen, por su naturaleza, de la esfera espiritual."
            Quien escribe estas líneas, se ha dedicado al estudio de los PUNTOS ESENCIALES desde el momento de su aparición, en 1919. Únicamente debido a tal preparación le ha sido posible hacer la traducción que con este libro se presenta al lector de habla española. Pues semejante trabajo requiere estar familiarizado con
los conceptos y el espíritu de esta importante obra de Rudolf Steiner. Su publicación dentro del marco de la cultura hispanohablante cubre una necesidad, puesto que se trata de un impulso relacionado con las condiciones vitales de toda la humanidad.
El Traductor

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