viernes, 26 de diciembre de 2014

La muerte filosófica - en you tube -

LA MUERTE FILOSÓFICA
 
El hombre es parte del Todo. Su espíritu es parte del Espíritu Universal, su alma parte del Alma Universal, su mente parte de la Mente Universal y su cuerpo parte del Cuerpo Universal. Siendo una unidad en si mismo y existiendo, también, como parte de la
gran Unidad combinada, el hombre está así relacionado con cada esfera y plano de conciencia, inteligencia y forma. Dios en el hombre es una parte del Único Dios. Es la misma naturaleza de Dios; porque la Suprema Divinidad existe sin sentido de separación 
como Uno en Todo y todo en Uno.
Siendo una criatura individualizada, el hombre se ha separado del resto de la naturaleza; se ha circunscripto por una muralla, y todo lo que hay dentro de esos muros lo llama “Yo” y todo lo que hay afuera del muro lo llama: “Tu”, “Ellos”, “de Ellos” ‘o “Aquello”. Por consiguiente,. hay millones de pequeños castillos aislados y rodeados por esas murallas de la individualidad y en cada Castillo se alberga un despótico señor que se pasea de arriba a abajo en su fortaleza y se proclama como señor y dictador del mundo.
Ocasionalmente, se divierte arrojando piedras contra los muros de la más cercana fortificación o, de un modo más amable, puede bajar el puente levadizo y salir a conversar con el despótico señor del castillo próximo. De vez en cuando, los señores de dos o tres castillos estiman que su poder podía acrecentarse si combinan sus fuerzas. De este modo, construyen sus castillos uno junto al otro, pero muy rara vez, o nunca, fraternizan sin un ulterior motivo de conveniencia.
El nombre del déspota que gobierna cada castillo es “Yo”. Se relata en las Escrituras que parte de los ángeles se rebelaron contra Dios y establecieron un imperio rival, proclamando ser iguales a Dios. Y el Señor mandó contra los ángeles rebeldes a Miguel, el luminoso Arcángel del sol, quien, con su flamígera espada derrotó a los rebeldes y los arrojó junto con Lucifer, su príncipe, a las profundidades del Caos. Pareciera que estos ángeles rebeldes encarnaron en la forma de “Yoes” y están todavía intentando
levantar su propio reino y ser tan poderosos como Dios, quien es su Causa común.
El sentido de separación es una de las ilusiones mentales que la raza humana debe abandonar. Los grandes maestros que nos han sido enviados, a través de los siglos, han trabajado para juntar varios tipos de individuos en armoniosa vinculación. Jesús dijo a sus
discípulos que debían amarse los unos a los otros, ya que todos los hombres son hermanos.
Hay sólo un paso más arriba de esto, para cuya realización la humanidad deberá despertar ultérrimamente. No es suficiente que: “nos amemos los unos a los otros” sino que cada uno debe realizar que somos uno con, y parte de todas las cosas. Bien puede decirse: “Tú eres uno con tu semejante.
Hay una antigua alegoría en el chivo de Israel, sobre el que todas las tribus concentraban sus pecados y, y luego, lo largaban en el desierto. Este es el relato del Uno que debía morir para que el Todo viviera, y para nuestro progreso el general “YO” debe ser sacrificado. La parte despótica la naturaleza humana, la cual ha querido edificar su imperio separado para vivir aislada, debe ser destruida para que la parte noble, grande y verdadera pueda reunirse con su supremo origen espiritual.
Con un rápido golpe de la espada del desapego dividid lo falso de lo verdadero.
Realizad que sobre ese ser personal que se llama a si mismo “YO” existe el Ser impersonal, noble, que no construye murallas sino que, abriendo los brazos, reúne a todos en el amor y la comprensión y los conduce, con él, al glorioso estado de unidad con el Todo.
de Manly Palmer Hall – La Cultura de la Mente

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