jueves, 19 de febrero de 2015

Los Tres Mundos






PARTE II
 
LOS TRES MUNDOS
 
De acuerdo con las Escuelas de Misterios el cuerpo humano está dividido en tres
grandes partes, y, en analogía con esto, el universo externo se dice que esta compuesto
de tres mundos: cielo, tierra e infierno. El cielo es el mundo superior y por alguna razón
desconocida se supone que está arriba, aunque Ingersoll ha probado concluyentemente
que debido a la rotación de la tierra, arriba y abajo son siempre lugares cambiables.
Casi todas las religiones enseñan que Dios mora en el cielo. A sus componentes se les
enseña que Dios está sobre ellos, por eso levantan sus manos en la oración y elevan sus
ojos hacia el cielo al implorar o pedir algo. En algunos países se supone que Dios mora
en la cima de las montañas, que son los lugares más elevados del mundo. Dondequiera
que él esté y quienquiera que sea, el lugar de su morada está arriba, desde donde protege
al mundo de abajo.
Entre el cielo de arriba y el infierno de abajo está la Tierra, llamada por los
escandinavos Midgard, o jardín del medio. Está suspendida en el espacio y constituye la
morada de los hombres y otros seres vivientes. Está conectada con el cielo por un arco
iris que hace de puente y por el cual los dioses descienden. Sus cráteres volcánicos y
fisuras, se dice que sirven de conexión con el infierno, el lugar de la oscuridad y el
olvido. Aquí, “entre los dominios del cielo y de la tierra que maneja", como dice
Goethe, existe la Naturaleza. La verde campiña, los corrientes ríos, el poderoso océano,
existen sólo en el mundo medio, el cual es una especie de campo neutral, en donde las
huestes del bien y del mal libran su eterna batalla de Armageddon.
Abajo, en oscuridad y en llamas, tormentos y sufrimientos, esta el mundo de Hel,
el cual nosotros hemos interpretado como infierno. Es lo más bajo; porque,
seguramente, así como pensamos del cielo como lo de arriba, lo hacemos del infierno
como lo de abajo, mientras que este lugar medio (Tierra) parece ser como la línea
divisoria entre ambos. En el infierno están las fuerzas del mal, las lágrimas, los
profundos dolores, los poderes destructivos, los cuales están siempre produciendo
aflicción a la Tierra y luchando, incansablemente, para derribar el trono de los dioses en
el cielo.
Este sistema en su totalidad es un mito anatómico, pues el mundo celestial de los
antiguos - el templo de la justicia en la cima de la montaña - era el cráneo con su divino
contenido. Es el hogar de los dioses en el hombre. Se lo denomina con el término de
arriba porque ocupa el extremo norte de la columna vertebral humana.
Se dice que el templo de los dioses que gobiernan la Tierra está en el Polo Norte,
el cual es, mencionándolo de paso, el hogar de Santa Claus, porque el Polo Norte
representa el lado positivo de la columna vertebral del "Señor planetario". Santa Claus,
saliendo de la chimenea, con su ramita de siempreviva (Árbol de Navidad), en la
estación del año cuando la Naturaleza esta muerta, tiene una hermosa interpretación
masónica para aquéllos que quieran estudiarla.
Lo mismo es cierto respecto al maná que descendía para alimentar a los Hijos de
Israel en el desierto, porque este maná es una sustancia que desciende por la médula
espinal desde el cerebro. Los hindúes simbolizan la espina dorsal como el tallo del loto
sagrado; por lo tanto, el cráneo y su contenido está simbolizado por la flor. La columna
vertebral es la escala de Jacob, conectado el cielo con la Tierra, mientras que los treinta
y tres escalones son los grados de la masonería y los años de vida de Cristo. En lo alto
de estos escalones, el candidato asciende en el plano de la conciencia para alcanzar el
templo de la iniciación, que se halla colocado en la cima de la montaña. En este lugar
majestuoso, con su cúpula arriba de todo, con un agujero en su piso (foramen magnum),
es donde se dan las iniciaciones del gran misterio. Las montañas de los Himalayas con
sus picos, representan los hombros y la parte superior del cuerpo. Son las montañas más
elevadas de la Tierra. En alguna parte, sobre la cima más alta, se levanta el templo,
descansando (como en el cielo de los griegos) sobre los hombros de Atlas. Es
interesante notar que la vértebra superior de la columna vertebral del hombre es llamada
atlas y sobre ella descansa la base del cráneo. En el cerebro hay un número de cavidades
y circunvalaciones, y en ellas (según las leyendas orientales) viven los sabios - los
yoguis y hermitaños -. Las cavernas de los yoguis, se dice, están ubicadas en los lugares
cercanos al nacimiento del río Ganges. Toda religión tiene su río sagrado. Para los
cristianos es el Jordán; para los egipcios, el Nilo; y para los hindúes, el Ganges. El río
sagrado es el canal espinal que corre entre los picos de las montañas. Los santos, en su
retiro, representan los centros sensorios del ojo espiritual ubicado en el cerebro humano
y son los siete durmientes, del Corán, quienes deben permanecer en la oscuridad de sus
cavernas hasta tanto el fuego espiritual los vitalice.
El cerebro es la habitación de arriba a que se refieren los Evangelios, en donde
Jesús se encontraba con sus discípulos, y se ha dicho que los discípulos representan las
doce sinuosidades del cerebro. Son estos doce senos del cerebro los que más tarde
envían sus mensajes por medio de los nervios, al cuerpo que está abajo, para convertir a
los Gentiles, o predicar el Evangelio a campo abierto. Estas doce sinuosidades se reúnen
alrededor de la abertura central del cerebro (el tercer ventrículo), el cual es la santidad
de santidades - el asiento de la misericordia -, en donde, entre las extendidas alas de los
Ángeles, Jehováh habla con el sumo Sacerdote, y donde permanentemente, día y noche,
se manifiesta la gloria de Shekinah. Desde este punto asciende, finalmente, el espíritu;
lugar del cráneo que representa al Gólgota. Es un hecho clarividente de que el espíritu
no sólo deja el cuerpo sino que también entra en él, por la coronilla, lo cual
probablemente ha dado origen al relato de Santa Claus y su chimenea.
La Trinidad en el hombre mora en las tres grandes cámaras del cuerpo humano,
desde las cuales irradian su poder a través de los tres mundos. Estos centros son: el
cerebro, el corazón y el sistema de reproducción. Estas son las tres cámaras principales
de la pirámide y, también, los lugares en donde se dan las iniciaciones de Aprendiz,
Compañero y Maestro masón, todos éstos, grados de la Logia Masónica Azul. En estas
tres cámaras moran el Padre, el Hijo y el Espíritu Santo, los cuales son simbolizados por
la palabra de tres letras: AUM. La trasmutación, regeneración y desarrollo de estos tres
grandes centros se produce por la repetición de la Palabra Perdida la cual es el gran
secreto de la Orden Masónica. De los nervios espinales vienen impulsos y fuerzas
vitales que hacen eso posible. Por lo tanto, al masón se le advierte que debe considerar
con todo cuidado su palabra substituta, que significa "la médula de los huesos."
En el cerebelo, o cerebro posterior - el cual tiene a su cargo el sistema motriz del
cuerpo humano y es el único cerebro desarrollado en el animal-, se encuentra el
desarrollo de un pequeño árbol, el cual, por su forma arborescente, ha sido simbolizado
como una rama de acacia y como tal se refiere a una alegoría masónica.
Los dos hemisferios del cerebro fueron llamados por los antiguos Caín y Abel, y
tiene mucho que hacer con la leyenda del castigo de Caín, que es, literalmente, el
castigo por el desequilibrio. Porque Caín, matando el espíritu de equilibrio, es enviado a
vagar por la faz de la tierra. Yo tengo en mi poder un cráneo muy notable que,
originalmente, descansaba sobre los hombros de un homicida. Es de una cualidad
orgánica elevada, pero lleva la maldición de Caín. Este individuo tenía odio por alguien,
y lo alimentaba muy cuidadosamente. El alimentar un rencor, algunas veces, deviene
una de las cosas más peligrosas. Este individuo juró que cuando encontrara a cierta
persona, le arrancaría el corazón y se lo echaría a la cara. Pasaron varios años; su odio
aumentaba. Al final, encontró a su enemigo, lo atacó y cumplió la amenaza. Fue
ahorcado por el crimen, pero el cráneo, llevando el testimonio de su cerebro, revela un
hecho muy interesante. La mitad derecha del cerebro está bajo el control de Mercurio -
el planeta de la inteligencia - y como resultado de que lo cruzan nervios en la base del
cráneo, domina el lado izquierdo del cuerpo. El lado izquierdo del cerebro, bajo el
control de Marte - el espíritu de la ira y del impulso - gobierna el lado derecho del
cuerpo y del mismo modo el fuerte brazo derecho. Como resultado de su odio y el
gobierno de Marte, que crecía por ese odio, la parte posterior del lado, izquierdo del
cerebro llegó a ser justamente el doble en volumen que la del lado derecho. El individuo
permitió que Marte controlara su naturaleza. La impetuosidad de Marte lo gobernaba, y
pagó con su vida la maldición de Caín. La ciencia sabe que hay una línea muy fina que
separa la genialidad de la insanidad; porque, cualquier vicio o virtud dominante, el
hombre la debe pagar con el desequilibrio. La falta de armonía siempre altera nuestro
punto de vista, y un punto de vista erróneo siempre produce sufrimiento.
En el cráneo se halla "el tablero de los conmutadores" que controla las actividades
del cuerpo. Toda función del hombre que tenga lugar debajo del cuello, tiene su control
desde un centro de conciencia del cerebro. La prueba de esto es que cualquier lesión
producida en determinados centros del cerebro, produce la paralización de varias partes
del cuerpo. La ciencia médica sabe ahora que la médula espinal es una prolongación del
cerebro, y algunos hombres con autoridad científica afirman que la médula es capaz de
tener inteligencia, a lo largo de todo su recorrido . Esta médula es la espada flamígera
que se supone está colocada verticalmente en los portales que cierran el Jardín del Edén.
El Jardín del Edén es el cráneo, dentro del cual hay un árbol que tiene doce clases de
frutos.
El cerebro está lleno de cámaras abovedadas y galerías, las cuales tienen su
correspondencia en las bóvedas y arcos de los templos, siendo, indudablemente, el
tercer ventrículo la Cámara del Rey de la Gran Pirámide. La médula espinal es la
serpiente de los antiguos. En algunos lugares de la América Central y Sud América el
Dios Salvador es llamado Quetzalcoatl. Su nombre significa: serpiente emplumada, y
éste ha sido siempre su símbolo. Esta es la serpiente bronceada levantada por Moisés en
el desierto. Los nueve anillos de la cola de la serpiente son llamados el número del
hombre, y ellos representan las vértebras sacras y coxígeas, en cuyos centros se
encuentra el secreto de la evolución humana.
Cada órgano del cuerpo físico esta reproducido en el cerebro, en donde está
copiado por la ley de analogía. Hay dos formas humanas embriónicas, una masculina y
otra femenina, entrelazadas en el cerebro. Éstas son el Yin y Yang de la China, los
dragones blanco y negro mordiéndose entre si. Una de estas figuras tiene como órgano
de expresión la glándula pineal, y la otra, el cuerpo pituitario. Estas glándulas de
secreción interna, son dignas de consideración, pues ellas son factores de suma
importancia en el desarrollo de la conciencia humana. Aunque aparecen como no
teniendo ninguna función, no están atrofiadas, y como la Naturaleza no preserva ningún
órgano innecesario, ellas deben tener un rol muy importante. Es conocido que estas
glándulas son mayores y más activas en las mentalidades con un alto grado de
desarrollo y lo contrario ocurre en las de desarrollo inferior; y, en ciertos idiotas
congénitos, ellas son muy pequeñas. Estas dos glándulas son llamadas la cabeza y la
cola del dragón de la sabiduría. Ellas son los polos de cobre y de zinc de un circuito
eléctrico, que tienen al cuerpo entero como una batería.
El cuerpo pituitario (que descansa en la "silla turca" del hueso esfenoide,
directamente detrás y un poco debajo del puente de la nariz y conectado con el tercer
ventrículo por un fino canal llamado: infundibulum) es el polo femenino, o centro
negativo, que tiene a su cargo la expresión de la energía física. Su actividad regula en
alto grado el tamaño y peso del cuerpo. Es también un termómetro que revela los
desórdenes que hubieren en cualquiera de las cadenas de las glándulas internas. La
endocrinología (estudio de las glándulas internas y sus secreciones) esta todavía en un
estado embrionario, pero algún día, se revelará como lo más importante de la ciencia
médica. En el mundo antiguo se conocía al cuerpo pituitario por los siguientes
símbolos: la retorta de los alquimistas; la boca del dragón; la Virgen María; el Santo
Grial; el cuarto creciente lunar; el baño purificador; uno de los querubines del Arca; la
Isis de Egipto; Radha de la India; y la boca del pez. Puede ser muy bien llamado: la
esperanza de gloria del hombre físico. En el extremo opuesto del tercer ventrículo y un
poco más arriba, está la glándula pineal, la cual no deja de semejarse a una piña (de la
cual toma su nombre).
Sir Ernest Alfred Wallis Budge, cuidador de las antigüedades egipcias en el
Museo Británico, menciona, en una de sus obras, la costumbre egipcia de atarse conos
de piñas sobre la cabeza. Declara que, en los rollos de papiros, esos conos están atados
en lo alto de la cabeza de los muertos, cuando tienen que hacerse presente ante Osiris,
señor del mundo inferior. Indudablemente que este símbolo se refiere a la glándula
pineal. Había, también, costumbre en ciertas tribus de África de atar pedazos de grasa
sobre sus cabezas, y dejarlos que se derritieran al sol y les corriera sobre el cuerpo,
como parte de normas religiosas. Es interesante observar que los Indios Americanos
solían llevar su pluma - que originalmente era símbolo de su Cristo - en el mismo lugar
en donde los monjes cristianos afeitan su cabeza. Los hindúes, enseñan que la glándula
pineal es el tercer ojo, llamado el ojo de Dangma. Es Llamado por los buddhistas el ojo
que todo lo ve, y en la cristiandad se habla de él como del ojo único.
Se nos dice que en épocas remotas la glándula pineal era un órgano de
orientación, por el cual el hombre conocía el mundo espiritual, pero que, con la
aparición de los sentidos materiales y los dos ojos objetivos, dejó de usarse, y, durante
el tiempo de la raza lemur, se retiró al lugar que, actualmente, ocupa en el cerebro. Se
dice que los niños, recapitulando sus períodos previos de evolución, tienen, alrededor de
los siete años un uso limitado del tercer ojo, en cuyo tiempo los huesos del cerebro se
desarrollan en conjunto. Esto se relaciona con la condición semiclarividente de los
niños, los cuales son, en el campo psíquico, mucho más sensitivo que los adultos. Se
supone que la glándula pineal secreta un aceite, el cual es llamado resina, la vida del
pino. Esta palabra parece estar relacionada con el origen de los Rosacruces, quienes
trabajaban sobre las secreciones de la glándula pineal buscando la apertura del ojo
único; porque en la Escritura se dice: "La luz del cuerpo es el ojo; por lo tanto, si tu ojo
se hace único, el cuerpo todo será llenado con luz."
La glándula pineal es la cola del dragón y en un extremo tiene una pequeña
protuberancia parecida a un dedo. Esta glándula es llamada Joseph (José), porque es el
padre del hombre Divino. La protuberancia semejante a un dedo, es llamada la vara de
Dios; algunas veces, la lanza sagrada. Su contorno se asemeja a esas retortas que
utilizaban los alquimistas para evaporar líquidos. Es un órgano espiritual, destinado,
más tarde, a ser lo que fue al comienzo, esto es, el eslabón de enlace entre lo humano y
lo divino. El vibrante dedo en el extremo de esta glándula es la vara de Jesse y el cetro
del alto Sacerdote. Algunos ejercicios, como se dan en las escuelas de Misterios del
occidente y oriente, hacen vibrar este pequeño dedo, produciendo un sonido zumbante
sordo, en el cerebro. Esto es, algunas veces, muy penoso, especialmente cuando el
individuo que experimenta el fenómeno, lo que ocurre en la mayoría de los casos, no
sabe nada de la experiencia a través de la cual está pasando.
En el medio del cerebro y rodeado por las circunvoluciones, está el tercer
ventrículo, una cámara abovedada de iniciación. Alrededor de ella se sientan los tres
reyes, tres grandes centros de vida y fuerza - el cuerpo pituitario, la glándula pineal y el
thalamus óptico. En esta cámara hay, también una pequeña simiente como arenisca, la
cual está indudablemente, conectada con el arca del rey que se halla en la Gran
Pirámide. Se supone que el tercer ventrículo es el sitial del alma, y se dice que el aura
que rodea la cabeza de los santos y sabios, representa el resplandor dorado que irradia
este tercer ventrículo.
Entre los ojos y justo arriba de la raíz de la nariz, hay una dilatación en el hueso
frontal del cráneo que es llamado el seno frontal. La ligera comba producida por la
dilatación de este hueso, es conocida en frenología como el asiento de la individualidad.
Es este lugar donde se colocan las joyas en la frente de los Buddhas, y es, también,
desde este punto que la serpiente se levanta de la corona de los antiguos egipcios.
Varias de las Escuelas de Misterios enseñan que este es el sitial de Jehová en el cuerpo
humano. Aunque su función se realiza por medio del sistema generativo, su centro de
conciencia, como una parte del espíritu del hombre, esta localizado en un mar de éter
azul, en el centro del seno frontal, llamado el velo de Isis. Cuando se estudia el cuerpo
humano, clarividentemente, ese pequeño punto aparece, siempre, como un centro o
punto negro y no puede ser analizado.
El monte Palatino de los antiguos, sobre el cual fueron construidos los templos de
Júpiter y Juno, tiene, también, su lugar en el cuerpo humano. La estructura del hueso del
paladar es una especie de colina, y arriba del mismo, en línea recta, están las dos órbitas
de los ojos, las cuales son el Júpiter y Juno del mundo antiguo.
La cruz, desde luego, representa el cuerpo humano. Su parte superior es la cabeza del
hombre, irguiéndose sobre la línea horizontal de los dos brazos abiertos. Como ya lo
dijéramos, las grandes iglesias y catedrales del mundo han sido construidas en forma de
cruz, y contienen (donde estaría la cabeza) el altar con sus velas encendidas. Estas velas
simbolizan los centros espirituales que se hallan en el cerebro, y la costumbre de
colocar una ventana sobre el altar, sugiere el delicado lugar que se halla en la parte
superior del cráneo. El cráneo - la habitación superior - es el sanctum sanctorum del
Templo Masónico, y a él sólo pueden aspirar los puros.
El hueso en forma de ala, que la ciencia médica conoce como esfenoide, es el
escarabajo egipcio, llevando en sus garras el cuerpo pituitario y teniendo, también, en lo
alto, las centelleantes chispas de la inmortalidad localizada en el seno frontal.
Se nos dice, en las mitologías antiguas, que los dioses bajaban del cielo y andaban
entre los hombres, instruyéndoles en las artes y ciencias. De manera similar, los poderes
divinos del hombre, descienden del mundo celestial de su cerebro para llevar a cabo la
obra de construir y reconstruir las sustancias naturales. Se nos dice que al final de la
evolución del cuerpo humano, éste se irá disolviendo lentamente retornando al cerebro
(que fue su origen) hasta que no quede nada más que siete centros globulares irradiando
siete sentidos de percepción perfectos, que son los espíritus ante el trono y los
salvadores que son enviados al mundo para redimirlo por medio de los siete períodos de
su desarrollo.
El hombre es una planta invertida; se nutre del sol como la planta lo hace de la
tierra. Así como la vida de la planta asciende por su tronco para nutrir sus ramas y
hojas, la vida del hombre (arraigada en el cerebro) desciende para producir el mismo
resultado. Esta vida descendente se simboliza por el mundo de los salvadores, que bajan
al mundo para morir por los hombres. Más tarde, estas vidas retornan al cerebro, en
donde ellas glorifican al hombre ante todos los mundos de la creación. Es suficiente ya,
como relato sobre el cerebro. Ahora, consideraremos la otra parte maravillosa del
hombre, es decir, la espina dorsal.


Manly Hall – Anatomía Oculta

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