LOS MOBILIARIOS DEL TABERNÁCULO
No hay duda de que el Tabernáculo, sus mobiliarios y ceremoniales, cuando son
considerados esotéricamente, son análogos a la estructura, órganos, y funciones del cuerpo
humano. A la entrada de la corte externa del Tabernáculo estaba el Altar del Incienso, de
cinco codos de largo y cinco codos de ancho pero solo tres codos de alto. Su superficie
superior era una parrilla bronce sobre la cual se colocaba el sacrificio, mientras que abaja
había un espacio para el fuego. Este altar suponía
Del Diccionario de la Santa Biblia de Calmet.
El orden de las piedras y la tribu sobre la cual cada una administraba estaban, de acuerdo con Calmet, como
en el diagrama anterior. Estas gemas, de acuerdo con los Rosacruces, eran simbólicas de las doce grandes
cualidades y virtudes: Iluminación, Amor, Sabiduría, Verdad, Justicia, Paz, Equilibrio, Humildad, Fe,
Fortaleza, Alegría, Victoria.
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que un candidato, cuando entra por primera vez a los precintos del santuario, debe ofrecer
sobre el altar de bronce no un pobre inofensivo toro o carnero sino su correspondencia
dentro de su propia naturaleza. El toro, siendo simbólico de robustez, representaba su
propia constitución densa que debe ser quemada por el fuego de su Divinidad. (El
sacrificio de bestias, y en algunos casos de seres humanos, sobre los altares de los paganos
fue el resultado de su ignorancia con respecto al principio fundamental subyacente al
sacrificio. No se dieron cuenta que sus ofrendas deben provenir desde el interior de su
propia naturaleza para que sean aceptables.)
Más al oeste, en línea con el Altar de Bronce, estaba la Fuente de Purificación ya descripta.
Significaba al sacerdote que debería limpiar no solo su cuerpo sino también su alma de
todas las manchas de impureza, ya que ninguno que no esté limpio tanto en cuerpo como
en mente puede ingresar en la presencia de la Divinidad y vivir. Más allá de la Fuente de
Purificación estaba la entrada del Tabernáculo propiamente dicho, mirando al este, para
que los primeros rayos del sol naciente pudieran entrar e iluminar la cámara. Entre los
pilares incrustados se podían ver el Lugar Santo, una cámara misteriosa, sus paredes
colgadas con magníficas cortinas bordadas con los rostros de Querubines.
Contra la pared del lado sur del Lugar Santo se encontraba el gran Candelabro, o velador,
de oro batido, que se creía pesaba alrededor de cien libras. De su eje central se desprenden
seis brazos, cada uno finalizando con una depresión en forma de copa en la cual se hallaba
una lámpara de aceite. Había siete lámparas, tres sobre los brazos de cada lado y una sobre
el vástago central. El Candelabro estaba ornamentado con setenta y dos almendras, botones
en relieve, y flores. Josephus dice setenta, pero donde quiera que sea usado este número
Redondo por los judíos realmente significa setenta y dos. En frente del Candelabro, contra
la pared norte, había una mesa con doce hogazas de Pan en dos pilas de seis hogazas cada
una. (Calmet es de la opinión que el pan no estaba apilado sino desparramado en la mesa
en dos filas, cada una conteniendo seis panes.) Sobre esta mesa también estaban dos
incensarios encendidos, que estaban colocados sobre la parte superior de las pilas de Pan
de manera tal que el humo del incienso pudiera ser un aroma aceptable al Señor, portando
con él en su ascenso el alma del Pan.
En el centro de la habitación, casi contra la partición que conducía al Santo de los Santos,
se encontraba el Altar del Incienso, hecho de madera enchapada con láminas doradas. Su
ancho y largo eran cada uno de un codo y su altura era de dos codos. Este altar era
simbólico de la laringe humana, de las cuales las palabras de la boca del hombre ascienden
como una ofrenda aceptable al Señor, ya que la laringe ocupa la posición en la constitución
del hombre entre el Lugar Santo, que es el tronco de su cuerpo, y el Santo de los Santos,
que es la cabeza con sus contenidos.
Nadie podía ingresar en el Santo de los Santos excepto el Sumo Sacerdote, y él solamente
a ciertas horas prescritas. La habitación no contenía ningún mobiliario excepto el Arca de
la Alianza, que se encontraba contra la pared occidental, en frente de la entrada. En el
Éxodo se indican las dimensiones del Arca como de dos codos y medio de longitud, un
codo y medio su ancho y un codo y medio su altura. Estaba hecha de madera de acacia,
enchapada en oro por dentro y por fuera, y contenía las sagradas tablas de la Ley
entregadas a Moisés sobre el Sinai. La cubierta del Arca tenia la forma de un plato dorado
sobre el cual se arrodillaban dos misteriosas criaturas llamadas Querubines, mirándose
entre sí, con alas arqueadas por encima de la cabeza. Era sobre en este asiento de gracia entre las alas de los celestiales que el Señor de Israel descendía cuando deseaba
comunicarse con su Sumo Sacerdote.
Los mobiliarios del Tabernáculo fueron realizados para que fueran convenientemente
portátiles. Cada altar e implemento de cualquier tamaño fue suministrado con varas que
podían ponerse: a través de anillos; por este medio podía ser levantado y transportado por
cuatro o más portadores. Las varas nunca fueron removidas del Arca de la Alianza hasta
que fue finalmente colocada en el Santo de los Santos de la Casa Eterna, el Templo del
Rey Salomón.
No hay duda de que los judíos de los primeros tiempos se dieron cuenta, al menos en parte,
de que su Tabernáculo era una estructura simbólica. Josephus se dió cuenta de eso y
mientras que fue severamente criticado porque interpretó el simbolismo del Tabernáculo
de acuerdo con el paganismo egipcio y griego, su descripción de los significados secretos
de sus cortinas y mobiliarios bien merecen consideración. Dice:
"Cuando Moisés distinguió al Tabernáculo en tres partes, y permitió dos de ellas a los
sacerdotes, como un lugar accesible y común, él simbolizó la tierra y el mar, siendo estos
de acceso general para todos; pero distinguió la tercera división para Dios, porque el cielo
es inaccesible a los hombres. Y cuando ordenó que se colocaran doce panes sobre al mesa,
simbolizó el año, como distinguido en tantos meses. Al ramificar el candelabro en setenta
partes, él secretamente insinuó el Decani, o las setenta divisiones de los planetas; y con
respecto a las siete lámparas sobre los candelabros, ellas se referían al curso de los
planetas, de los cuales ese es el número. Los velos también, que estaban compuestos de
cuatro cosas, declaraban los cuatro elementos; ya que el lino liso era apropiado para
significar la tierra, porque el lino crece de la tierra; el púrpura significaba el mar, porque se
tiñe de ese color por la sangre de un crustáceo marino; el azul es apropiado para significar
el aire; y el escarlata será naturalmente una indicación del fuego.
"Puesto que la vestimenta del Sumo Sacerdote está hecha de lino, significaba la tierra; el
azul denotaba el cielo, siendo como el rayo en sus granadas, y en el ruido de las
campanillas que parecían truenos. Y en cuanto al Efod, demostró que Dios había hecho el
universo de cuatro (elementos); y en cuanto al oro entrelazado, se relacionaba con el
esplendor por el cual se iluminan todas las cosas. Él también designó al peto como el lugar
en el medio del Efod, que se parecía a la tierra, por aquella tiene el mismísimo lugar medio
del mundo. Y la faja que envolvía al Sumo Sacerdote significaba el océano, ya que va
alrededor e incluye el universo. Cada una de las sardónices nos declara el sol y la luna,
aquellas, quiero decir, que estaban en la naturaleza de los botones sobre los hombros del
Sumo Sacerdote. Y en cuanto a las doce piedras, si entendemos por ellas los meses, o si
entendemos el número igual al de los signos de ese círculo que los griegos llaman el Zodiaco, no nos equivocaremos en su significado. Y en cuanto a la mitra, que era de color
azul, me parece que significa el cielo; porque cómo de otra manera podría inscribirse el
nombre de Dios en ella? Que también estaba ilustrada con una corona, y que además era de
oro, es debido a ese esplendor con el que se satisface a Dios." Es también simbólicamente
significativo que el Tabernáculo fuera construido en siete meses y dedicado a Dios en el
momento de la luna nueva.
Los metales usados en la construcción del Tabernáculo eran todos emblemáticos. El oro
representa la espiritualidad, y las láminas doradas colocadas sobre la madera de acacia eran
emblemas de la naturaleza espiritual que glorifica la naturaleza humana simbolizada por la madera. Los Místicos han enseñado que el cuerpo físico del hombre está rodeado por una
serie de cuerpos invisibles de diversos colores y gran esplendor. En la mayoría de las
personas la naturaleza espiritual está oculta y encarcelada en la naturaleza material, pero en
unos cuantos esta constitución interna ha sido exteriorizada y la naturaleza espiritual está
en el exterior, de manera que rodea la personalidad del hombre con gran brillantez.
La plata, usada como capiteles para los pilares, tiene su referencia a la luna, que era
sagrada para los judíos y egipcios por igual. Los sacerdotes celebraban ceremonias
ritualísticas secretas en el momento de la luna nueva y la luna llena, siendo ambos períodos
sagrados para Jehová. La plata, así enseñaban los antiguos, era oro con su rayo de sol
virado hacia adentro en lugar de ser exteriorizado. Mientras que el oro simbolizaba el alma
espiritual, la plata representaba la naturaleza humana del hombre purificada y regenerada.
El cobre usado en los altares externos era una sustancia compuesta que consistía de una
aleación de metales preciosos y base. Así, representaba la constitución del individuo
promedio, que es una combinación tanto de elementos superiores como inferiores.
Las tres divisiones del Tabernáculo deberían tener un interés especial para los
Francmasones, porque representan los tres grados de la Logia Azul, mientras que las tres
órdenes de sacerdotes que servían al Tabernáculo están preservadas en la Masonería
moderna como el Aprendiz, el Compañero Artesano, y el Maestro Masón. Los isleños
hawaianos construyeron un Tabernáculo no muy diferente al de los judíos, excepto que sus
habitaciones estaban una sobre la otra y no una detrás de otra, como en el caso del
Tabernáculo de los israelitas. Las tres habitaciones también son las tres cámaras
importantes de la Gran Pirámide de Giza.
De: El Tabernáculo en el Desierto
MANLY HALL
De la obra “The Secret Teachings of All Ages”
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