LAS FACULTADES
SUPERIORES
Y SU CULTIVO
MANLY P. HALL
CURSO DE INSTRUCCIÓN
INTRODUCCIÓN
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En los antiguos escritos místicos hay numerosas referencias al origen y esencia de la mente. Los siguientes
conceptos breves representan las opiniones de los antiguos filósofos iniciados, tanto de Oriente como de
Occidente.
1. En los antiguos Misterios, el hombre, hijo de Manu, es llamado el Pensador.
2. El Hombre es la personificación del Pensador Universal.
3. La mente humana es una zona reducida en la esencia de la Mente Universal.
4. El mundo mental es el cuerpo mental del Logos Solar (Señor del Sol).
5. El Logos Solar tiene siete mundos que constituyen sus siete mundos.
6. Los siete mundos son siete zonas de la conciencia presididas por siete jerarquías espirituales llamadas,
según el simbolismo cristiano, los siete espíritus delante del trono, o los siete Arcángeles.
7. Estas jerarquías espirituales se conocen en Oriente como los Chohans, las siete vocales y los siete colores
sagrados.
8. Siendo la esencia de la mente, por lo tanto, inmortal por derecho propio, es sólo por una concesión que se
le permite al hombre alcanzar, por medio de la experiencia, un conocimiento de si mismo.
9. Los Señores de la Mente fueron llamados los "Padres" del hombre porque el yo humano se diferenciaba de
la esencia mental.
Por medio de una serie de diagramas, procuraremos mostrar cómo se llega a estas conclusiones. En primer
lugar, analicemos las tres partes elementales en que se divide el universo. Veamos el siguiente cuadro:
Las letras minúsculas debajo de estas columnas servirán de referencia para el tema que sigue. El lector debe
tener en cuenta que la línea señalada por el número 2, y que se llama vínculo en la parte indicada por la letra
j, representa el disolvente mental, que une lo superior y lo inferior en cada una de las trinidades de poder
señaladas en el diagrama. Por lo tanto, Buddhi enlaza a Adi y los Manas (véase a); y el hombre liga a Dios con
la Naturaleza (véase k). Todas las palabras de las líneas señaladas con l representan un solo poder tal como
éste se manifiesta en los diferentes planos de la Naturaleza. Lo mismo es válido para las líneas 2 y 3, que son,
en cada caso, los aspectos diferenciados del primer principio. El símbolo fundamental de cada uno de estos
grupos es un triángulo es decir, una sola fuerza a través de tres manifestaciones concretas.
Diagrama II
El diagrama II representa los siete planos terrenales, que unidos constituyen nuestro esquema de la existencia.
Los tres planos superiores, llamados mundo espiritual, aparecen en la parte superior; mientras que los tres
planos inferiores, llamados Lo Inferior, están agrupados bajo la denominación común de Naturaleza. Entre
estos dos grupos aparece el hombre, que contiene dentro de si a todos estos siete mundos. Su naturaleza
inferior lo encadena a los tres planos inferiores, mientras que su naturaleza divina lo une a la sabiduría y al
poder de los dioses. La mente, que entra en actividad a los veintiún años, es el vínculo viviente que liga a Dios
y a la Naturaleza dentro del sistema de Manas, el Pensador.
En el diagrama III vemos los nueve mundos que forma el cuerpo de nuestro sistema solar. Los dos superiores,
señalados con el 0, rodean todo el sistema solar; mientras que los otro 7 constituyen la estructura de cada uno
de los planetas. El 9 es el número de la creación. Representa los nueve cuerpos que son exudados del Atman,
o Ain Soph, El Informe. Tal como se afirma en los Misterios, son los números nacidos del 0, el no-número. El 9
y el sagrado 0 forman el 10 y son el sistema decimal.
Mostramos aquí la figura mágica del universo tal como la presentó Pitágoras, el Gran Mahatma Blanco,
nombre con el que todavía se lo conoce en el lejano Oriente. La forma primitiva del alfabeto hebreo contenía
solamente diez letras, tres vocales y siete consonantes. Estas representaban el Triple Dios y sus siete mundos.
Utilizando los números en lugar de los puntos, podemos reconstruir el sistema mágico de Pitágoras. El 0
representa el Innominado Uno del cual proceden todas las cosas, y los números son las efusiones del 0.
Los puntos nos dan la clave de los poderes del Uno y sus tres mundos, o efusiones. Los cuatro puntos
opuestos a Manas son los cuatro elementos del mundo físico; los tres puntos opuestos a Buddhi representan
las tres fases del alma o esfera mental; los dos puntos nos recuerdan que el espíritu se manifiesta a través de
dos polos, positivo y negativo, que conocemos como mundos superior e inferior; mientras que el punto único
opuesto al Atman Divino atrae la atención hacia la vida única, que está por encima y es superior a todas las
otras. Por lo tanto, comprobamos nuevamente que todos los símbolos antiguos derivan del estudio del
hombre, sus partes y miembros.
Diagrama V
Éste diagrama presenta las letras originarias del antiguo alfabeto hebreo en la forma del triángulo pitagórico
(tetravalente). Las tres primeras letras de arriba hacia abajo forman el nombre de Dios. La A significa un
hombre: la E, representa una mujer: ellos son los divinos Adán y Eva en la naturaleza del Divino Uno,
simbolizado por la letra I.
Las letras de la tercera línea representan los signos astrológicos de Aries, Tauro y Géminis, que son los
constructores del sistema cósmico; mientras que las cuatro letras de la última línea simbolizan los elementos
del mundo físico y las fuerzas que lo manejan. Los siete reunidos son el Elohim, los Dioses Ammonean, los
constructores de la primer aurora.
En el diagrama VI tenemos, en primer lugar un círculo mayor, al que llamaremos Parabrahm. Este representa
la única vida universal, impersonal y sin dimensiones. Tiene su centro en ningún lugar y su circunferencia en
todas partes. Es la absoluta fuente y último fin de todas las cosas, que son partes de él.
Parabrahm está personificado en Atman: El Informe asume la divina forma; Lo único asume el primer velo de
Maya; a saber, el error de la personificación. El todo se convierte en activo fundamento de la creación.
Luego éste crea por medio de tres poderes o atributos, representados por el círculo pequeño, la cruz y el
cuadrado. De esta manera. Atman, el personificado Uno, es representado por la trinidad. Buddhi, simbolizado
por una cruz, es el vínculo entre Adi (Espíritu) y Manas (Materia). (Véase la sección a del diagrama I). El
iniciado, al pasar del sentido material a la comprensión espiritual, debe ser crucificado como parte de su
iniciación. La línea punteada representa el velo que separa el mundo inferior del superior. Por encima está la
esfera espiritual invisible, y por debajo está el universo material visible, ambos unidos por Buddhi, la mente
espiritual.
Como ya lo hemos visto, el hombre está formado por diez partes; estas corresponden a los nueve números - 1,
2, 3, 4, 5, 6, 7, 8, 9 (la suma de los vértices de los tres triángulos) - y el 0, que es el Atman o germen divino.
Atman está simbolizado por el hilo que une los tres abalorios triangulares. (Véase secciones g, h, i, del
diagrama I). Los tres triángulos representan los tres soles de todo sistema solar, BRAHMA, VISHNU, y SHIVA
(escritos con letras mayúsculas). Éstos a su vez representan a los rectores de los tres mundos. (Véase sección
a del diagrama I). Estos tres triángulos representan la estructura de nueve fases de Dios, el hombre, y el
universo.
El triángulo superior representa el espíritu divino, Adi (Brahma), como creador, preservador, y destructor del
mundo espiritual; el triángulo central representa al alma divina, Buddhi (Vishnu), como creador, preservador, y destructor de los mundos anímicos; el triángulo inferior representa al cuerpo divino, Manas (Shiva), como
creador, preservador, y destructor del universo sideral. El mundo concreto conoce a estos tres poderes como
conciencia, inteligencia, fuerza. (véase sección c en el diagrama I).
La mente, tal como la conocemos, es el vértice Vishnu del triángulo SHIVA, o la segunda efusión del Señor del
universo de los Manas. La mente se liga en su parte superior con el triángulo medio por medio de la iniciación,
la cuarta iniciación, para ser exactos.
El hombre es una criatura muy compleja, y el conocimiento de sus partes y misterios puede ser sólo el
resultado de toda una vida de estudio e investigación. Pero lo que se obtiene bien vale el tiempo empleado
para obtener dicho conocimiento, HOMBRE, CÓNOCETE A TI MISMO, fue el gran lema de los antiguos
filosófos, y en esta época de confusión, resulta particularmente necesario comprender la estructura oculta, no
sólo del cuerpo humano sino también de los cuerpos invisibles que subyacen el cuerpo físico. Se ha dicho que
el cuerpo físico del hombre es solamente un apéndice extremo de la conciencia. Y esto es muy cierto. Por lo
tanto, si una persona está dispuesta a emplear muchos años en el estudio de los huesos y los músculos,
cuanto más tiempo deberá trabajar para obtener la comprensión de su naturaleza divina.
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